Artistas participantes



Con el objetivo de elevar a su máximo exponente el proceso artístico de la creación emergente, los artistas escogidos han realizado obras únicas elaboradas expresamente por y para el espacio en el que se exponen. De esta forma, tanto los artistas como las obras exhibidas y su disposición, y las actividades paralelas que contempla el Proyecto, interaccionan creando una atmósfera temática exclusiva sustentada en sí misma, y que proporciona una lectura conceptual en múltiples capas.

Cabe destacar que los artistas seleccionados tienen como nexo en común sus producciones, basadas en el tratamiento metalingüístico de los materiales que emplean en sus obras, así como la interrelación que estas crean con respecto al espacio en el que se sitúan.

Los artistas participantes son:

1) ALBA MORENO & EVA GRAU
La esencia de la producción artística de Alba Moreno y Eva Grau transita entre el propio planteamiento de la pieza y el motivo representado en ella, dando relevancia tanto a la pretensión como al fin último. Con CROSS, proyecto presentado en la exposición [d] espacio, esto se ejemplifica de forma metafórica a la par que literal, dando lugar a una confluencia conceptual sin fronteras.


Oscilando entre la fotografía de retrato, paisaje y naturaleza muerta, las imágenes de CROSS propician un diálogo no sólo entre ellas mismas, si no, en extensión, con el propio espacio en el que se sitúan, y en definitiva, con el espectador, que asiste sin quererlo al lanzamiento de ese boomerang como símbolo de una idea planteada a la espera de una respuesta, de una réplica que en manos del público puede tornarse inesperada.

Es esa incertidumbre, esa vulnerabilidad del elemento que espera una resolución congelado en el tiempo y el espacio (en extrapolación a la propia imagen fotográfica, así como al quehacer artístico) lo que acaba definiendo el planteamiento. El boomerang, que aguardando regresar de su parálisis, acaba transitando un limbo de quietud análogo al individuo que, en una habitación de hotel, acaba a merced de lo que le dicta el espacio, condicionándolo.

Boomerang, transeúnte, espectador devienen así en ideas de sí mismos, en una sombra que acaba proyectada sobre el rostro anónimo ajeno.



2)  TAMARA FEIJOO


La relación indisoluble entre el ser humano y la naturaleza como fuerzas contrarias solapadas a la par que equilibradas constituye para Tamara Feijoo una dicotomía que es abordada de forma romántica, ya que su producción consiste en el posicionamiento de contemplación propio de la artista.



Con El intervalo, Feijoo revisita la representación del memento mori reinterpretándolo. Para ello se basa en la complementariedad de los motivos, tornándolos bellos y grotescos al unísono, de atracción y repulsión; en definitiva, de vida y muerte. 

Esta temática de trasfondo paradójicamente eleva a la superficie otros conceptos latentes en las imágenes; estos consisten en la propia subjetividad del paso del tiempo, la transitoriedad que ello implica. El ser humano, al no poder controlar la fuerza de la naturaleza, acaba colonizándola de la misma forma que la primera se expande por el territorio; sin embargo, el hombre es consciente y convive con sus propios límites, y es que la artificialidad de los objetos que sitúa en el entorno evidencia su insignificancia, su finitud. 

De esta manera, se plantea una nueva reflexión, la de la naturaleza muerta con la que coexiste el transeúnte, como las aves y la vegetación que conviven con construcciones humanas precarias y abandonadas, en definitiva, ajenas, que Feijoo ofrece al espectador.





3) ANA BARRIGA


Ana Barriga hace de la exploración su propio leitmotiv pictórico. Partiendo de la pretendida pintura figurativa a través de la imagen fotográfica, no es el fin lo que persigue la artista, sino más bien la plasmación del cómo, del proceso, del medio pictórico por el medio pictórico.


De forma análoga a cómo un individuo se enfrenta a lo desconocido en una ciudad nueva, partiendo del reposo conocido e íntimo de una habitación de hotel, Barriga se encara con la superficie a pintar casi de forma ritual, asumiendo una aventura en la que lo inesperado y el hallazgo cobran sentido, dotando de personalidad y trasfondo a la experiencia. Rompiendo así con la tradición académica pictórica, la artista se aprovecha de los mecanismos de la pintura para acabar subvirtiéndola, ya que, entre otros motivos, no se persigue la conclusión del cuadro.








En consecuencia, esto condiciona lo representado. Aunque los temas figurantes surgen de forma espontánea, estos se encuentran al servicio de la idea que ronda en la mente de la artista, como si un motor propulsase su imaginario. Sin embargo, es el espectador el que debe marcar la dirección de ese movimiento, ya que es el que interpreta y percibe subjetivamente la obra; tal y como unos y otros individuos anónimos condicionan su entorno, su ciudad, su habitación de hotel, su contexto, en función de aquello que se quiere o puede ver.

¿No es éste el medio reconvertido en fin del arte, conquistar la forma de ver la vida?


 

4)  ERIKA PARDO

Con Welcome, Erika Pardo da un paso más allá en la temática cuasi autobiográfica que impregna su producción, sin olvidar el componente de crítica social disfrazada de convencionalismo que la caracteriza.

Las casas de pájaro que la artista reproduce como objeto decorativo no dejan de ser una metáfora a escala del propio entorno y contexto en el que fueron creadas, y en el que ahora se sitúan; las piezas actúan, por tanto, como un lugar de tránsito metalingüístico, ya que en teoría deberían ser aptas para el descanso de los pájaros de la misma manera que una habitación de hotel debería servir para el reposo de un individuo. 




Sin embargo, esta pretensión acaba truncada cuando el espacio a habitar es ofrecido bajo supuestos falsos de amabilidad presumida. Esta extrapolación a la propia experiencia de la artista al abandonar España sirve de motivo para la representación de un idealismo que acaba frenado cuando se destapa la apariencia, y es que el acceso a la verdadera intimidad es falso, un trampantojo de lo que podría ser y no es, tal y como las aperturas de las casas de pájaros, que en realidad no existen.

Esta inaccesibilidad, en consecuencia, deviene en ejemplos alegóricos tales como la incomunicación o incluso la soledad, experimentaciones aplicables tanto a la artista como al espectador cualquiera que asiste seducido a la minuciosa decoración de las ya esculturas de Pardo.





5) ANTONIO BAREA

El drone vigila el paisaje. Vigila al espectador. ¿O es el espectador quién vigila al drone?

Los límites entre el aire y la tierra supone para la ocasión el campo de actuación para la obra de Antonio Barea. Basada y centrada su producción en los límites del paisaje, en un cuestionamiento y experimentación por, para y acerca del mismo, con el proyecto presentado a la muestra [d] espacio la temática se extiende y se invierte: el elemento representacional es ahora el instrumento de ocupación del territorio.






Así, y estableciendo una directa correlación entre el entorno y la acción de quienes lo habitan, se extrae la idea de mutua invasión, ¿es el autor quien asalta el paisaje y lo analiza? ¿o es en cambio el paisaje quien condiciona las acciones de documentación del autor?; ¿es el arte quien conquista al artista? ¿o es el artista quien conquista al arte?; ¿es el espectador quien complementa el discurso? ¿o es al revés?; y en extensión ¿es el transeúnte quien define la habitación de hotel? ¿o es la habitación de hotel la que determina al transeúnte?

El drone, la manta térmica, la vista aérea. Elementos de posicionamiento que de pasar desapercibidos y servir de apoyo al estudio del suelo dejan de estar ocultos, variando de herramientas a objetos artísticos, transformando al espectador en cazador, analista de sus cualidades.




6) M.A. MORENO CARRETERO & ANTONIO R. MONTESINOS


La colaboración de M. A. Moreno Carretero y Antonio R. Montesinos supone una excepcional sinergia propiciada por el discurso planteado por la muestra [d]espacio.
El mundo en un pañuelo es un proyecto conjunto que implica una serie de manifestaciones plásticas basadas en el recorrido y estancia, en definitiva, del viaje, que supone la ocupación de un no-lugar, entendido éste como un territorio de intimidad ficticia. Es la construcción de un paisaje a partir de las experiencias (tanto interior como exterior) del mismo lo que acaba tornándose en motivo de representación.




En este caso concreto, la intervención física a múltiples niveles (no sólo del material del que se compone la obra, sino además del espacio en el que se sitúa, la habitación de hotel) es la que propicia una metáfora narrativa de la huella que el individuo ha ejercido en el entorno transitado. Tal es así que, literalmente, es la ropa de cama la que acaba conformando un paisaje psico-físico de la persona que ha estado sobre ella (que en extensión es un reflejo de los propios artistas, ya que sobre la misma ropa de cama han intervenido creando una topografía irreal). Elementos del entorno colectivo que se plasman en objetos de este otro entorno individual e instransferible.

Se crea, con todo ello, un nuevo paisaje subjetivo adulterado, un espacio mutable que acaba siendo rastro de quien lo ha recorrido, un pasajero anónimo (tú, cualquiera) al que se asocia una experiencia concreta.
 

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